Archivo mensual: abril 2016

Medea por A. López (extracto)

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Medea_an_der_UrneACTO I – Presentación

Nodriza-Corifeo.- Hubo un tiempo en que cerca del Istmo se alzaba un templo a las Divinidades de la Noche cuyas paredes blanqueaba la salinidad del mar próximo y las hierba sombreaba  sus paredes (…) Ella, en su exilio de las fértiles tierras del Fasis, trajo de los Colcos, junto a la herida abierta del amor y la traición, sus ritos y sus cánticos y se proclamó a sí misma su máxima sacerdotisa (…)

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ACTO V – La Vejez

Medea.- Aquí donde el dolor ya no duele, donde los males han cristalizado y ya no crecen; aquí donde el sol es ya infinito y se vive de los recuerdos… Aquí, aquí la madre ya no existe como, tal vez, nunca existió. Y, en cambio, la mujer sigue gimiendo bajo tu peso y aún me sigo perdiendo en tus ojos insondables como ese mar sobre el que navegué para una lenta y gélida muerte, Parca de mi destino. Aquí el silencio es tan eterno que escucho mis latidos, y el frío es tan frío que retiene los recuerdos pero evita el dolor. Aquí, en la soledad de lo inmutable es el miedo el que se esconde pero yo ya no puedo correr tras él. Aquí es donde se alzan todas las mentiras…

Al fin, decidme, ¿qué conocéis de mí más que los versos de cualquier poeta? ¿Quién se paró a preguntar por la vida de las mujeres?

Aunque a consecuencia de una lamentable ruina me vi suplicante y sola, mi cuna es noble y feliz era solicitado mi tálamo nupcial entonces por los pretendientes que después fueron pretendidos. Todo cuando riega el Fasis, cuanto territorio ocupan las temibles Amazonas con sus pechos descubiertos, todo eso estaba sujeto al poder de mi padre. Para los griegos traje de vuelta a los demás, solo este era para mí… Y este es mi único crimen: el retorno de la Argo.

Solo esto consiguió mi temperamento salvaje: mi mente femenina, engañosa, consiguió engañar a todos y salvarlos, como a los héroes de aquella Argo tantísimos años atrás, aunque la historia ahora me juzgue por las palabras de un hombre engañado y perdido.

Hubo un tiempo en que cerca del Istmo existió un templo dedicado a las Divinidades de la Noche del que yo fui sacerdotisa. Allí los ritos de vida y muerte se confundían entre muertes rituales de dos carneros blancos sacrificados con daga de bronce y mango de plata y quemados sobre piras funerarias…

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Alexandra López. 2015