Archivo mensual: octubre 2015

La Dramaturgia de los Sentidos

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¿Qué son las emociones? ¿Hasta qué punto podemos estimularlas?

«Habitualmente se entiende por emoción una experiencia multidimensional con, al menos, tres sistemas de respuesta: cognitivo/subjetivo; conductual/expresivo y fisiológico/adaptativo.»

Turpin-ChaplinSKEEZEEstas son las palabras con las que define Mariano Chóliz (2005) emoción: una respuesta psico-fisiológica destinada a la adaptación frente a un determinado estímulo.
Todas estas respuestas emocionales han sido relacionadas estrechamente con la dicotomía entre agrado-desagrado y la intensidad de dicha reacción emocional. No obstante, a la hora de

abordar la dramaturgia de los sentidos, nos es imprescindible conocer las funciones básicas de las emociones que son, siguiendo los estudios de Reeve (1994):

1. Funciones Adaptativas para la ejecución de una conducta adecuada
2. Funciones Sociales destinadas a las relaciones interpersonales y la comunicación y
3. Funciones Motivacionales encaminadas a crear la energía necesaria para la ejecución de una determinada conducta

El escritor Wyne Dyer escribió en uno de sus libros de autoayuda que solo hay dos emociones básicas [primarias]: una es el miedo, la otra es el amor, siendo las demás elaboraciones sujetas a la propia dimensión adaptativa, social y conductual de las mismas.

En cualquier caso, una vez conocida la “historia cognitiva” de las emociones, nos interesa conocer si existe la posibilidad de motivar o estimular laTerapiaArteManosSTUXs emociones, generarlas o, incluso, crearlas. Esencialmente este es un proceso complicado ya que las emociones tienen un alto componente personal e íntimo, experimental y vivencial que se remonta a nuestros primeros meses de vida en los cuales no somos capaces de consolidar las emociones pero sí comenzamos a codificarlas.
Sin embargo, la historia de los sentidos es la historia de la construcción social y cultural de los mismos (Smith, 2008); de este modo, la importancia que los sentidos tienen en la elaboración de una conciencia única, individual y, aún más interesante, colectiva, es primordial: cómo el sonido del mar es diferente según lo perciba una persona que vive en la costa u otra que nunca ha estado en ella pero cómo, en cambio, el sonido zozobrante de las olas puede retrotraernos a recuerdos olvidados o manifestarnos emociones desconocidas.

Los sentidos organizan la manera en que se ve el mundo y la relación con él y con los demás, de ahí que pueda tomarse el extremo de un hilo que pueda unir a dos personas o, incluso, a una comunidad de personas, y cómo estas generan emociones en nosotros mismos (inteligencia emocional) No obstante, para todo ello se hace imprescindible el contexto en relación a una creación armónica entre todos y cada uno de los elementos traídos a escena.

De la dramaturgia de los sentidos es fascinante el estudio de las emociones: comprender hasta qué punto un olor, un sabor, una determinada música o sonido o la conjunción de todos ellos, puede despertar en el espectador emociones o recuerdos que lo coneTristanIsoldeWIKIIMAGEScten en un grado más íntimo con nuestro texto o con la interpretación de nuestros actores.
Es indudable que no es lo mismo un teatro simplemente visual y sonoro, que aquel en el que se introducen elementos que estimulan el resto de sentidos como el gusto (un alimento asociado a nuestro protagonista o un sencillo regusto en el aire) o el tacto (una ligera tela que se suspende sobre los espectadores), etc.

Sea cual sea la “técnica”, la dramaturgia basada en los sentidos puede convertirse en el eje vertebrador que genere en nuestro espectáculo una experiencia distinta, nueva, y, con ello, enriquecer nuestra propia creación e inmersión dramática.

Alexandra López

MELANCOLÍA ANALÓGICA

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Esperando en el andén…

StationUNSPLASHSoy de temperamento melancólico y romántico, no puedo evitarlo. Todo aquello que sabe a viejo, a ayer, a estar caminando por el filo de la extinción, activa en mí un resorte que me atrae y me rebela. Y el cine analógico ha entrado ya en esa bruma indescriptible que conduce al abismo de los melancólicos. Las cámaras digitales y, con ellas, el cine digital, son protagonistas ante nuestros ojos de una evolución imparable. Desde las cámaras más caseras a la gran estrella de la red epic es imposible decir que se ha producido una evolución paulatina, más o menos pausada. Ha sido una carrera de relevos a máxima velocidad.

Innegables son las ventajas que la era digital aporta, ya no solo al cine, sino a la producción audiovisual. El abaratamiento de costes que abren la veda de la fantasía creativa de usar varias cámaras en una única producción; la baza de no perder calidad con la continuada proyección o la apertura de un extenso abanico de posibilidades para la postproducción, hacen del digital un jugador poderoso a tener en cuenta.

¿UNA REVOLUCIÓN ESTÉTICA?

Sin embargo no todo son mejoras, ni todo son sentimientos de satisfacción por aquellas que el digital trae de su mano.

El romanticismo de esperar el revelado para ver el resultado de las tomas de rodaje yRolloPelículaTHOMASHENDELE, -digámoslo así-, la providencia y autoridad del director de fotografía se ven menguadas con respecto al cine analógico. ¿Menguadas? No. La providencia artística se traslada del rodaje a la postproducción. Eso es todo.

Sin embargo, la postproducción digital crea también un sentimiento de angustia: ¿sabremos dónde parar las correcciones?, ¿sabremos mantener un justo equilibrio entre realidad e hiperrealidad? Es difícil no dejarse vencer por el canto de sirenas que la tecnología entona con sus infinitas posibilidades.

UNA RELACIÓN FRUCTÍFERA

Está claro: el digital es un celestino. Su esencia ha unido al arte con la tecnología, unión que suena, en frío, cuanto menos, imposible.

En un ejercicio de proyección futura, puedo ver a la imagen analógica como un regusto especial, chic; como un recurso audiovisual, un “toque” estético, tal como el que se busca en la actualidad usando una imagen en blanco y negro. Un arcaísmo cinematográfico.

Y es que los caminos de la tecnología me son inescrutables y su tren llega a nuestra estación a una velocidad vertiginosa. Solo parará un momento. O te subes ahora… o espera para siempre.

Soy de temperamento melancólico y romántico, soy Técnica de Producción y sentir en mis manos una película fotoquímica me emociona pero yo ya he comprado el billete al Más Allá Digital. ¿Quién sabe? Por si acaso.  Alexandra López

SANFELICES: un viaje desde la Grecia Clásica a la Soria actual

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Dedicado a todo el equipo de Sanfelices

«¿Visteis las sombras de Ganimedes sobre las nubes de Júpiter?»

GanimedesLouvreEUFRANORA veces ni los propios guionistas se dan cuenta de cuánta poesía hay concentrada en una única frase de su guión, cuánta la fuerza, qué calidad la de sus imágenes.

Sanfelices, película dirigida y producida por Roberto Lázaro y Tania Jiménez está marcada por su constante mirada a las estrellas: una bonita metáfora de la búsqueda de aquello que creemos inmutable mientras, aquí abajo, en la tierra, todo se nos escapa mudado por el tiempo y su devenir, como el de Elena, su protagonista, que el destino quiere que conozca a ese amante del cielo, Carmelo, y fije su mirada más allá de sus padecimientos ‘terrenales’.

Pero al ser humano no le basta con observar los prodigios del cielo, ha de hacerlos suyos, ha de nombrarlos porque ¿no es cierto que aquello que no tiene nombre, no existe?
Ayer en Borobia (Soria) se rodaron las últimas secuencias de esta hermosa historia, yo estaba presente, y, una y otra vez, caíamos embrujados e inconscientObservatorioBorobiMARIANOCASTEJÓNes en esa poética del diálogo, de las palabras, sin darnos cuenta.
Uno de nuestro actores figurantes, borobiano o lobero como los apodan, encantador como todos los que nos acogieron allí, repetía su frase a las órdenes del director para perfeccionarla sin darse cuenta, tal vez ninguno de los dos, de la erótica de esas palabras. Y no, no me he vuelto loca. «¿Visteis las sombras de Ganimedes sobre las nubes de Júpiter?» Hablamos de planetas y satélites cuyas fuerzas magnéticas se atraen influyendo el uno sobre el otro… ¿no es así? Pero, ¿solo?

En el siglo I a.n.e el poeta Meleagro escribía el siguiente epigrama recogido en la Antología Palatina:

Cierta vez que, muerto de sed en mitad del verano, besé a un muchacho de suave piel, dije, tras aliviar mi árida sed: «Padre Zeus (Júpiter), ¿acaso tú bebes el nectáreo beso de Ganimedes y esto es lo que él escancia en tus labios? Pues también yo besando al bello entre los jóvenes, a Antíoco, he bebido la dulce miel de su alma.

Y más tarde Ovidio en sus Metamorfosis:

En otro tiempo el rey de los dioses (Júpiter) se abrasó por el amor del frigio Ganimedes (…) Y sin tardanza, golpeando el aire con sus engañosas alas, rapta al Ilíada (Ganimedes), que ahora también mezcla las bebidas y, sin que Juno lo quiera, escancia el néctar a Júpiter.

Aquí tenemos a los dos protagonistas de nuestra frase, unidos por el lazo, al parecer inmutable, del amor. Ahora va adquiriendo consistencia y realidad esa poética erótica que comentaba más arriba: ¿con qué sombra el joven Ganimedes puede marcar al gran Júpiter? ¿Tal vez con la sombra de las alas de aquella águila que sobre él se abatieron para raptarlo o, quizá, son las sombras del amor?

Nosotros, nadie máJupiterGanimedesDASWORTGEWANDs, hemos querido dar nombre a todo aquello, a lo más lejano o a lo más cercano, y, así, Simon Marius en el siglo XVII quiso que Ganimedes viviera por siempre alrededor de Júpiter ofreciéndose sombras y compañías en la íntima soledad del universo. Sanfelices, en este viaje, ha hecho que los amigos de Carmelo espien desde el observatorio del pueblo ese amor divino-celestial y que con ellos Ganimedes viaje hasta la actual y preciosa Borobia en forma de diálogo de guión cinematográfico. Desconocidos son los caminos de la tradición y sus múltiples recreaciones.

Y ahora, sin magia, truco o artificio, ¿«¿Visteis las sombras de Ganimedes sobre las nubes de Júpiter?» no suena diferente al pronunciarla? O quizá sean cosas mías. En cualquier caso…

No temas, o bellísimo troyano,
viendo que arrebatado en nuevo vuelo
con corvas uñas te levanta al cieloGanimedesCARRACCI
la feroz ave por el aire vano.

¿Nunca has oído el nombre soberano
del alto Olimpo, la piedad y el celo
de Júpiter, que da la pluvia al suelo
y arma con rayos la tonante mano;

A cuyas sacras aras humillado
gruesos toros ofrece el Teucro en Ida,
implorando remedio a sus querellas?

El mismo soy. No al águila eres dado
en despojo; mi amor te trae. Olvida
tu amada Troya y sube a las estrellas

A Ganimedes, Juan de Arguijo (1567-1623)

Alexandra López